Los niveles de corrupción podrían ser catalogados como "Legendarios" nivel "Non Plus Ultra" y sin embargo semana tras semana se descubre información que hace palidecer los escándalos anteriores al grado tal que hoy podemos afirmar categóricamente que, ciertamente, el PRI robaba menos.
El presidente de México se ha dedicado desde el primer día de su mandato constitucional a sembrar odio entre la población, a dividir, a insultar, a engañar, a robar y a traicionar al pueblo mismo que le dio su confianza y lo ayudó a llegar a la Silla del Águila, a través de un voto de castigo a los excesos de los sexenios anteriores, tanto priistas como panistas.
Un pueblo dividido, una sociedad que se odia a sí misma jamás podrá alcanzar el tan anhelado bienestar, dicho término se utiliza de manera artera para encubrir las fechorías del gobierno que a través de eufemismos mantiene engañada a una parte de la población que se rehúsa a ver la realidad en los hechos puesto que no hay discurso que pueda vencer la apabullante tragedia que vive hoy la sociedad mexicana.
Desde que tengo uso de razón en México siempre ha existido la corrupción, he tenido la fortuna de residir en -y visitar- otros países, de comer solo arroz y frijol hasta alcanzar la bendición de variar el menú gracias a que antes -con todo y la corrupción- habían posibilidades de crecer económicamente mediante el trabajo y la libre competencia, he conocido de primera mano democracias y dictaduras pero nunca había presenciado la descomposición social que se vive hoy en nuestra amada patria, que en tan solo 3 años pasó de la esperanza a la desesperación.
Cuando en la televisión veíamos los anuncios que decían "López Obrador es un peligro para México" jamás imaginé que esa frase fuera totalmente cierta, profética.
Se requiere mucha ingenuidad o poca capacidad de juicio crítico para creer una mentira tras otra cuando las pruebas son irrefutables es por eso que el residente del Palacio Nacional demanda fe ciega.
Nunca pensé que la sociedad mexicana fuera tan fácil de manipular y sin embargo a todas luces contemplando el panorama actual veo que -como niños- nos hemos dejado llevar de la mano al caos social que hoy padecemos.
La única manera segura de revertir esto es asegurarnos que nuestros jóvenes y niños sean seres pensantes con capacidad de criterio y opinión propia. De lo contrario estaremos condenados a la miseria pues aunque el pejelagarto no es un jovencito que pueda quedarse en la silla varias décadas el daño al tejido social ya está hecho.
La educación es nuestro único consuelo, enseñarle a las nuevas generaciones que la mentira es deleznable es la única y verdadera esperanza de México, todo lo demás, como dice la señora del video "son creencias de gente p_ndeja!"
