Porque desde el sexenio pasado solía escribir sobre las atrocidades que el Gobierno cometía y comete todos los días en contra de sus ciudadanos, pero los últimos años arrastraba ya con cansancio la pluma (o las teclas) en un desesperado intento de concientizar a la gente sobre los peligros que nos acechaban
Ante esto, los fanáticos no logran discernir entre las mentiras
y las fantasías de su ídolo y terminan creyendo que las opiniones de éste son
hechos, lo que él diga se convierte mágicamente en la realidad. Sin importar para nada que un día diga una cosa y al otro lo niegue o afirme exactamente lo contrario.
Y así los primeros dos años, luego poco a poco, la luz… ahora
veo con mucha alegría y esperanza que 14 millones de mexicanos (según cifras
oficiales, que son las que terminan en los libros de historia) han abierto los
ojos y son capaces de ver a través de las mentiras del aspirante a emperador.
Lo veo cada vez más en publicaciones en las redes sociales,
solía ser que todas las respuestas a las críticas del proceder del amado líder
eran algo así como "¡CHTPM traidor, ojalá te mueras!", en plena
concordancia con el discurso oficial que reza en boca de su profeta “estás conmigo
o en mi contra”. Pero como bien sabe cualquier adulto, eso es un argumento
pueril.
Finalmente veo que la gente está respondiendo de manera
diferente, cada vez más se están señalando las mentiras del discurso oficial, lo
cual siempre es un buen indicador del nivel de conocimiento de un ciudadano
sobre su gobierno y las responsabilidades de ambos.
Podemos tras las elecciones regocijarnos en el hecho de que
ahora más personas están interesadas en la política, al menos parece que ahora entendemos
mejor la importancia de ser una sociedad vigilante, no ausente ni abstraída de
los temas relevantes.
Es ridículo que tenga más rating un partido de futbol que
una Sesión del Congreso, dada la importancia que esta última tendrá en la calidad
de vida de cada ciudadano. Hemos visto en repetidas ocasiones que el poder
enloquece a quien lo ostenta y que el poder absoluto da vida a los dictadores, por
eso los cargos públicos en las democracias son temporales. Por eso necesitan
ser vigilados, cuestionados, auditados.
En una sociedad sana debe haber transparencia, en este
Gobierno toda la información de todos los temas relevantes ha sido “reservada”
por 5 años o más, hay opacidad absoluta. ¿Qué es lo que no quieren que sepamos,
por qué la obscuridad? Si todo lo están haciendo bien pues no se reserven toda
la información, permítanos aplaudirles por el excelente manejo de los Recursos Públicos
y los resultados en Salud y Seguridad.
Si algo es bueno no tendría por qué ser impuesto a la fuerza
sino con argumentos. Pero si esos argumentos no convencen entonces para eso existe
“El Gobierno”, un grupo de personas que a través de distintas “Instituciones” crean,
modifican y derogan leyes para validar el “uso legítimo de la fuerza”, esa es
su razón de ser, establecer y asegurar a través de leyes y el cumplimiento de
éstas una forma o estilo de vida. En teoría esto es para el bien común, de hecho,
hay lugares donde funciona hasta cierto punto, pero esto solo es posible si la
mentira es excluida de la ecuación, sin el doble discurso que destruye el
tejido de cualquier grupo social.
Recordemos que la máxima de este Gobierno es “la redistribución
de la riqueza”, ahora la función del Gobierno en la cadena productiva es
simplemente cobrar derecho de piso, perdón, quise decir impuestos, quedarse con
la mayor parte posible (“austeridad/corrupción”) y repartir las migajas según le
convenga para mantenerse en el poder.
Pero más poder para el Gobierno significa menos poder para “su”
gente, que es vista como propiedad, a la cual se le dan “dádivas” o de comer como
a las mascotas y se les indica qué pensar desde jóvenes para que desarrollen
esa lealtad ciega que su líder demanda.
Preguntarle a "Juan Ciudadano" quién quiere que
gobierne su país es un plan tan bueno como preguntarle a la cebra cuál de las comidas
del león quiere ser.
Y a propósito de comer, si no sé hornear un pastel, sería
muy ingenuo pensar que puedo hacer un buen trabajo sin la ayuda de alguien que
sepa, puede ser un libro, una persona en la vida real o un video, lo que pasa
es que, si no sé cómo hacerlo, necesitaré ayuda, pero ¿a quién le importa? es solo
un postre.
Pero si estamos hablando de elegir quién va a gobernar a
millones de personas y tendrá la opción de enviarlas a la pobreza (“redistribución
de la riqueza” ese es el nombre clave) o mantener una economía estable, entonces es
vital que nos informemos como sociedad y sepamos a quién estamos eligiendo para
eso, para que la máxima del próximo Gobierno sea procurar las condiciones económicas
idóneas para que todos los ciudadanos puedan obtener su propia comida por sus
propios medios y no depender de un gran gobierno/papá-todopoderoso para recibir
algunas migajas en calidad de "víctimas desafortunadas de las políticas neoliberales
del pasado".
Parafraseando un Best Seller, “No sólo le regales un taco, enséñale
a pescar, al rato él lo hará solo”.
Los ciudadanos no tienen toda la información, porque están
ocupados trabajando y francamente la visión generalizada es "la política
es para los cerdos", así que “cuanto más lejos, mejor”. Y ahora, el
gobierno les dice que la Prensa está trabajando en su contra, cuando la Prensa
libre es el único validador real de un gobierno justo y transparente.
Si no fuera por la Prensa libre todo sería propaganda y los
ciudadanos nunca podrían tener una visión (externa al gobierno) de las acciones
que éste realiza. "¡Estamos haciendo un gran trabajo!" sería la
noticia cada mañana.
Los ciudadanos apenas pueden ver las conexiones entre lo que
hace el gobierno a través de los legisladores y su día a día en el mundo real,
no están informados de todo lo que pasa. ¿Quién tiene el tiempo para eso?
Eso, es un trabajo de tiempo completo y ahí es donde entra
la Prensa. La alternativa es informarse a través de un show diario de dos horas, cantando alabanzas al glorioso líder, protagonizado por él mismo y señalando a sus adversarios, todos ellos
imaginarios, desde profesionistas hasta amas de casa e incluso artistas y deportistas,
ciudadanos y figuras públicas por igual, todos “enemigos de la nación” según el
discurso oficial.
¿Ves la importancia, la necesidad de una Prensa libre?
Si le confías tu vida a tu gobierno entonces cierra los ojos
a sus acciones y levanta la mano en señal de adoración. Eres un fanático, no
puedes evitarlo, no tienes elección.
Pero, no te enojes, imaginemos que una mamá o un papá le pregunte
a un niño de 5 años que “decida” entre comer todos los días helado o verduras,
la decisión es suya... ¡Helado! ¿Qué más? El niño no está lo suficientemente
informado para tomar una decisión racional, no solo no sabe que comer helado
diario hace daño y que las verduras son saludables, ni siquiera tiene la menor
idea del concepto de nutrición. Si pudiera elegir, siempre comería helado.
Ahora bien, si trasladamos esta pequeña analogía a la
relación de un ciudadano con el gobierno de un dictador (niño/padre), aún
tendríamos que considerar el hecho de que esta entidad todopoderosa (papá) jura
que las verduras son más malas que besar al mismísimo diablo. ¿Cuándo o por qué
elegiría comer verduras el niño? ¡Nunca, jamás!
Leer la Prensa es como comer verduras, es necesario, aunque
a los niños no les guste su sabor. Para el dictador la Prensa es el enemigo
porque expone las mentiras que el tirano repite cada día siguiendo las
enseñanzas de Goebbels. De lo contrario, sería amada por elogiar la labor del
señor omnipotente y cantar sus alabanzas.
Ahora espero haber dejado claro mi punto, la elección de
Juan Ciudadano no es necesariamente la mejor opción, no porque Juan no tenga
capacidad o criterio (puede ser un brillante médico), sino porque en su calidad
de fanático no puede ver todo el panorama completo y precisamente para eso existe
la Prensa, para mostrar todo el panorama, no solo una visión “editada” e
incompleta de las cosas.
Claro que también existe la Prensa vendida… claro, como
cualquier herramienta puede ser para construir o destruir, ahí entran en juego la
ética del comunicador, el criterio del auditorio y el uso de múltiples fuentes
por parte de ambos para estar siempre en busca de la verdad, siempre atentos,
siempre vigilantes, pues al final ese es, tras la sangre derramada para
alcanzarla, el precio de la Democracia.