Es decir, le cree el cuento de que es víctima de los anteriores gobiernos y de que no es corrupto. Y por eso tenemos el gobierno que tenemos, por ingenuos.
En su mayoría, los actos del presimiente son deleznables e incluso muchos de ellos constituyen un delito o hasta un crimen. Pero sus fans le siguen creyendo, luego de 18 años de adoctrinamiento paulatino y la propaganda diaria vía la "marranera" están convencidos de que él es uno de ellos, así lo perciben y no es casualidad, por eso anda desaliñado, con el pantalón sin planchar y los zapatos (aunque carísimos) sucios, se procura el "look" de mamarracho, a pesar de su reloj de millonario luce impresentable y habla como si tuviera barreras en el aprendizaje, como si fuera limítrofe o de bajo coeficiente intelectual, es mercadotecnia, de tonto no tiene nada.
Se disfraza de humilde, bonachón y dicharachero mientras miente como respira pues aunque la realidad sea otra él no tiene por qué negarla, basta con declarar lo contrario y listo, su mensaje es para quienes solo se informan a través de él, por eso siempre alega tener otros datos y ya con eso es suficiente para tenerlos engañados.
Cuando vives para trabajar porque de lo contrario no comes, no tienes tiempo de sentarte a leer las noticias ni lo que se legisla en el Congreso, ni lo que sucede en la SCJN ni lo que opinan los analistas, pues son lecturas que además son (incluso para los conocedores) a veces incomprensibles y sin contexto resultan de plano indescifrables.
A eso le agregamos el discurso polarizador que siembra odio y culpa de todo a la malamente llamada clase media y tenemos la fórmula mágica del perfecto dictador, apoyado por el mismo pueblo al que saquea.
Las megaobras son para sacar dinero, de igual forma los programas de apoyo y las becas, él mismo lo dijo cuando se salió del PRI y se pasó al PRD, en sus palabras "maicea" todo.
Pero cuando alguien critica el proceder del presimiente, ante los ojos de los hipnotizados está atacando al amado y benevolente líder, el resultado de dicha crítica es el refuerzo involuntario del discurso oficial "me atacan porque me odian porque ellos son corruptos y yo llegué para acabar con la corrupción".
Divide y vencerás
Necesitamos acabar con la división, dejar de usar el lenguaje impuesto a través del discurso oficial, no somos neoliberales ni conservadores, ni fifís ni mascotas, somos mexicanos y debemos reconocernos como hermanos, no como enemigos. Esa división solo favorece al dictador.
Dejemos de odiarnos, no le sigamos el juego al presimiente. Cada quien es libre de creer lo que quiera, si el 7% del electorado le quiere creer, están en su derecho, el resto de nosotros evitemos la trampa de la ratificación/revocación de mandato, acudamos a las urnas en el 2024 y no cometamos el mismo error de votar con el estómago como en el 2018, vamos a invitarlo a que se retire, hagamos honor a quienes dieron su vida por darnos patria, sufragio efectivo, no reelección.
¿Y si no se baja por las buenas?
Si en el 24 nos quiere dar gato por liebre entonces sí, medidas drásticas, pero la edad y el ritmo de vida cobran factura, no olvidemos que padece del corazón.
Hasta entonces que nos sirva este sexenio de aprendizaje para que nunca desviemos la mirada de los actores políticos y su proceder, que nunca volvamos a creer que al poder se le aplaude, recordemos siempre que se le exige y se le cuestiona, que el poder dimana del pueblo y que los funcionarios públicos están para servirle, no para servirse.