Seré breve, por fin comprendí algo: México se divide en 2, los que creen en Santa Claus y los que ya crecimos y no creemos fantasías.
Considerarlos tontos no ayuda, solo los aleja más de la realidad, pues ante las razones, hechos y argumentos, la burbuja se resquebraja y ellos corren a refugiarse en su mundo de fantasía donde ese ser mágico les da lo que "otros les negaron". Por eso la cantaleta de "es un honor", es como su himno, les da sentido de pertenencia.
La fe ciega es ingenuidad, nada más. Son como niños.
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