Publicada el: 19 Mar de 2014 @ 09:03
Por JLGO
Vagón petrolero de la Anglo-Mexican Petroleum Company, empresa transportadora subsidiaria de la petrolera de capital británico y neerlandés, Compañía Mexicana de Petróleo El Águila S.A., que sería sujeta a expropiación en 1938.ENCUENTRA LAS SIETE DIFERENCIAS
- Lázaro Cárdenas, Expropiación petrolera: el petróleo es del pueblo.
- Peña Nieto, Reforma Energética: el petróleo es del que lo pague.
Desde que un servidor, querido lector, tiene uso de razón (o memoria, registro de los hechos, o como se le quiera llamar, vaya, "desde que me acuerdo") el 18 de marzo era para la familia un día muy especial, para empezar era día inhábil, eso siempre era fiesta. Y no es que nadie trabaje ni haya trabajado para Pemex, no, no, en la familia no somos "petroleros".
Sentados alrededor de la mesa, mi abuelo nos contaba muy orgulloso aquella ocasión cuando tuvo (en sus palabras) "el honor de marchar frente a mi general Cárdenas", eso fue cuando mi hoy fallecido abuelo era apenas un muchacho y cumplía orgulloso con su obligación de desfilar un 16 de septiembre en la ciudad de México, supongo que como parte de su servicio militar nacional porque mi abuelo tampoco era soldado, ni marino, ni policía, aunque a esa edad podía convencerme de que había sido cualquier cosa, incluso astronauta.
El caso es que recuerdo perfectamente haberle preguntado, precisamente un 18 de marzo, siendo yo muy pequeño dos cosas respecto a eso del petroleo: ¿por qué le llamaba "mi general"? (como ya dije mi abuelo no era militar) y la segunda, ¿qué era eso de "expropiación"?
Mi abuelo, con su genial habilidad para hacer de cualquier historia algo entretenido para un niño, me sentó junto a él y me dijo mientras remojaba su pan (un concha, cómo le gustaban) en su café:
- Mira mi'jito, el petroleo es un líquido negro con el que se hace la gasolina para que avancen los coches y vuelen los aviones (yo no tenía idea de qué era "petroleo") y vale mucho dinero y está enterrado en la tierra. Hace muchos años, cuando yo era joven, unas personas de otros países casi todos gringos, vieron que teníamos petroleo y se lo llevaban, así nada más, "por sus lindos huevos" (cuando mi abuela no estaba presente era colorido en su lenguaje), ellos venían de países muy fuertes con ejércitos poderosos y los mexicanos no podíamos hacer nada... hasta que un buen día llegó a Presidente de la República mi General Cárdenas, quien valientemente, actuando como un hombre de verdad, se puso de pie y les dijo a todos los que por tantos años se robaron nuestro petroleo que nunca más se iban a llevar la riqueza del pueblo de México.
Mi abuelo actuaba sus historias y cuando llegaba a esa parte de su relato él se paraba y señalaba al infinito con su dedo índice mientras los ojos se le brotaban y yo me imaginaba a ese señor Don Lázaro como un gigante que corría a los barcos extranjeros a manotazos. En el momento en que mencionaba al "pueblo de México" bajaba el dedo, suavizaba la mirada y me señalaba con la mano extendida, en ese entonces yo no sabía que aquel "pueblo de México" al que se refería eramos nosotros, es decir, el señor de la tienda, la señora del mercado, mis tías, mi abuelo, usted, su familia y la mía, querido lector, yo pensaba que "el pueblo de México" era un lugar mágico, encantado, en medio del bosque, como la casa de Blanca Nieves o una especie de Macondo (el de los 100 años de soledad).
Mi abuelo me explicaba en aquel entonces que para detener la injusticia que se cometía, el General Cárdenas había declarado la "Expropiación Petrolera", expulsando a los extranjeros para detener el saqueo de los recursos del "Pueblo de México".
Al parecer, lo único que le faltó hacer a Cárdenas fue promulgar a la par de la expropiación, una ley que condenara al exilio a los traidores a la patria. "A chingar a otro lado" (como decía el viejo), porque a pesar de que la traición a la patria está considerada en la carta magna como una de las faltas más graves, nunca hemos, como nación, exigido que cumplan su castigo quienes han saqueado las finanzas públicas, y es que si en verdad pudieramos exiliar a los que han dañado al "Pueblo de México", nos quedaríamos casi casi sin servidores públicos.
Mi abuelo era un tipazo (como casi todos los abuelos), educado a la antigua, con valores, un hombre honrado y orgulloso de serlo. De las mil historias que tuve la fortuna de escucharle esa fue una de las dos que incluye a un presidente que realmente hizo en su período algo positivo para financiar el desarrollo de México sin endeudarlo, pues aunque Pemex se haya convertido en lo que se haya convertido (el caso Oceanografía es sólo un ejemplo "sencillito", recordemos el Pemex-Gate) gracias a la corrupción que no es otra cosa que la pérdida de esos valores que la educación "a la antigüita" daba a los mexicanos, honor a quien honor merece y el General Cárdenas merece todo el crédito por lo que en su momento fue considerado por la comunidad internacional como todo un suceso histórico.
Por cierto, la segunda historia de un presidente "bueno" que nos contaba mi abuelo era una de Don Benito Juárez, pues amaba lo que le hizo al clero con las leyes de Reforma y luego de explicarme en qué consistía la separación Estado/Iglesia terminaba su historia diciendo "y Juarez ni siquiera era mexicano, nació español porque en aquel entonces México no era México todavía" y yo me confundía entonces pero ahora lo entiendo, lo que todavía no logro entender es qué es lo que celebramos este 18 de marzo, ahora que "nuestro" recurso natural será nuevamente explotado por extranjeros, gracias a otra Reforma ¿y entonces, cuál expropiación celebramos, Don Lázaro?